La colección de cuentos producida por la Universidad Nacional de Rosario busca abordar distintas circunstancias que se dan dentro del ámbito hospitalario.
El Hospital de Niños “Víctor J Vilella” realizó una jornada en la que reconoció la producción literaria: “Cuenta Ciencia”. Estuvieron participando el rector de la Universidad Nacional de Rosario, Franco Bartolacci y el Secretario de Salud Pública de la Municipalidad, Leonardo Caruana.
Cuenta Ciencia es una colección de cuentos para niños que tienen como finalidad abordar distintas circunstancias que se dan dentro del ámbito hospitalario. La iniciativa nació en la Dirección de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Nacional de Rosario que se contactó con la “Comisión por Mis Derechos” y las autoridades del Hospital de Niños “Víctor J Vilela”. Rápidamente se llevó a cabo un acuerdo en el que fueron parte el Área de Extensión de la UNR, la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, la UNR Editora y la Secretaría de Salud de la Municipalidad de Rosario.
El reconocimiento se dió en el marco de la presentación uno de los cinco cuentos de la colección: “Una historia de alfajores y chinchulines”, escrito por Alisa Lein. La autora fue seleccionada recientemente como la ganadora del Concurso de Letras del Fondo Nacional de las Artes en la categoría cuento. Ella misma se encargó de leer su producción ante la atenta mirada de los niños del hospital y de un grupo de payamédicos que personificaron el relato.
El Rector recordó, que cuando surgió la idea de llevar a cabo esta producción, todavía se desempeñaba como Decano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y desde el primer momento apoyó el proyecto al ser una acción que pone en genuino contacto a la Universidad con la sociedad. A su vez agradeció a la Dirección de Comunicación de la Ciencia, al Área de Extensión y Territorio, y a la UNR Editora por el compromiso asumido y la verdadera dedicación.
“Venimos pensando cual es la Universidad que queremos y está sintetizado en esta experiencia: la Universidad que produce conocimiento y hace ciencia para transformarle la vida a la gente. Hay que dejar de concebir a la institución como un palacio de saberes clausurados. Aspiramos que este sea un nuevo punto de partida para poder imaginar muchas más acciones de este tipo”, señaló Bartolacci.
Leonardo Caruana felicitó la labor realizada y la responsabilidad con que la UNR encaró el proyecto. “Es muy importante seguir planificando trabajos conjuntos. Muchas veces se discute desde lo teórico dejando de lado lo que son los dispositivos prácticos. Este trabajo representa una síntesis de que no sólo son necesarios los saberes de la medicina en el cuidado y acompañamiento de los pacientes, sino que también entran en juego otros factores que los exceden y son esenciales para la recuperación”, expresó.
El resto de los títulos que completan la producción son: “Un Truco para Matías” de María Soledad Casasola, “Un pajarito chiquito puede” de Sebastián Carazay, “Nacho inventor” de Sergio Pillón, y “Ojos de galera” de Cecilia Reviglio. La ilustración de todos los relatos estuvo a cargo de Cris Rosenberg.
Una colección de relatos infantiles sobre la vida hospitalaria
Las producciones buscan mejorar el bienestar de la estadía de los niños y su familia en el hospital. Es un hecho simple que puede traer muchas satisfacciones y ser una herramienta de ayuda para los pacientes. El hospital cuenta tanto con niños como adolescentes y por eso el objetivo es, por un lado, que se entretengan pero, por el otro, también que conozcan lo que atravesó otra persona.
Todas las historias brotan a partir de temáticas generales y se fueron acortando en el proceso para la historia. Cuando cada libro estuvo terminado, los mismos fueron revisados por el comité de docencia del hospital para que le dé el visto bueno. “Si bien esto no deja ser un cuento para niños, no queremos que deje de tener la rigurosidad necesaria que hay que tener a la hora de hablar de estas problemáticas”, comentó Soledad Casasola, Directora de Comunicación de la Ciencia.
Cada publicación se divide en dos partes: un cuento ficcionado y una instancia que contiene preguntas y respuestas. La última está planteada de una manera muy simple y está dirigidas a chicos de seis a doce años. Contiene respuestas para que puedan leerlas por sí mismos más allá que es ideal la intervención del adulto para contarles de qué se trata. “En este caso en particular, fueron respondidas por profesionales del Hospital y tratan sobre inquietudes frecuentes de los más chicos: qué es el dolor, cómo se puede hacer para que no duelan tanto los pinchazos, para qué sirven las vacunas, entre otros temas”, exclamó Casasola.